Y así, surgen de la nada. Como las emociones contenidas que dejan caer sus amarras y se precipitan a las calles. Los amigos que, de repente, vuelven. Los amores que se desvanecen. Las manos que unen fuertemente a  los amantes. O las lágrimas que celebran las alegrías. Así, de la nada, aparecen.

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